miércoles, 26 de octubre de 2016

TDAH o DÉFICIT DE ATENCIÓN E HIPERACTIVIDAD

TDAH 
Son las siglas de Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad. Se trata de un trastorno de carácter neurobiológico originado en la infancia que implica un patrón de déficit de atención, hiperactividad y/o impulsividad, y que en muchas ocasiones está asociado con otros trastornos comórbidos.


El TDAH es un trastorno del comportamiento bastante frecuente, ya que se estima que afecta a entre el 8 y el 10% de los niños en edad escolar. Los niños son tres veces más propensos que las niñas a padecerlo, aunque todavía se desconoce la causa.
Los niños con TDAH actúan sin pensar, son hiperactivos y tienen problemas de concentración. Pueden entender lo que se espera de ellos pero tienen dificultades para completar las tareas, ya que les cuesta estarse quietos, prestar atención y atender a los detalles.

Es evidente que todos los niños (especialmente los más pequeños) se comportan de este modo en algunas ocasiones, sobre todo cuando están nerviosos o excitados. Pero la diferencia entre este comportamiento y el TDAH es que en este trastorno los síntomas están presentes durante un periodo de tiempo más largo, afectan a diferentes ambientes o contextos e impiden que el niño se desenvuelva adecuadamente en el medio social, académico y doméstico.
La buena noticia es que, con tratamiento adecuado, los niños con TDAH pueden aprender a vivir con sus síntomas y a controlarlos bien.

Síntomas


El TDAH antes se conocía como trastorno por déficit de atención(o TDA). En 1994, se le adjudicó un nuevo nombre y se dividió en tres categorías o subtipos, cada una asociada a un patrón de comportamiento característico:
1. De tipo inatento, entre cuyos signos se incluyen los siguientes:
  • incapacidad para prestar atención a los detalles o tendencia a cometer errores en los trabajos escolares u otras actividades por simple descuido
  • dificultad para mantener la atención de forma continua en las tareas o en los juegos lúdicas
  • aparentes problemas de audición
  • dificultad para seguir instrucciones
  • problemas de organización
  • desagrado y/o tendencia a evitar las actividades que requieren esfuerzo mental
  • tendencia a perder objetos, como juguetes, cuadernos o deberes escolares
  • dispersión y facilidad para distraerse
  • tendencia a los olvidos en las actividades cotidianas
2. De tipo hiperactivo-impulsivo, entre cuyos signos se incluyen los siguientes:
  • gestos o movimientos repetitivos que denotan nerviosismo o intranquilidad
  • dificultad para permanecer sentado
  • tendencia a correr o trepar de forma excesiva
  • dificultad para jugar tranquilamente
  • sensación de estar siempre "en marcha"
  • habla excesiva o descontrolada
  • lanzarse a responder preguntas de forma impulsiva sin haber escuchado completamente la pregunta
  • dificultad para esperar el turno o guardar fila
  • tendencia a interrumpir o a inmiscuirse
3. De tipo combinado, que incluye una combinación de los dos tipos anteriores y es el más frecuente.
Aunque puede ser un verdadero desafío educar a un niño con TDAH, es importante recordar que los niños que padecen este trastorno no son "malos", no "intentan hacerse ver" ni se portan mal a propósito. Los niños diagnosticados con TDAH tienen dificultades para controlar su comportamiento, a no ser que reciban medicación y/o tratamiento conductual.


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1 comentario:

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    Aunque puede ser un verdadero desafío educar a un niño con TDAH, es importante recordar que los niños que padecen este trastorno no son "malos", no "intentan hacerse ver" ni se portan mal a propósito. Los niños diagnosticados con TDAH tienen dificultades para controlar su comportamiento, a no ser que reciban medicación y/o tratamiento conductual.

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